Estrella Morente y Javier Conde, a la gresca en la boda de Manzanares
A nadie le pasó desapercibida la ausencia de José Mari Manzanares en la boda de su hijo. Si bien, la hermana del novio la justificaba por el ingreso del abuelo en un hospital, aquejado de una grave enfermedad, son muchos los periodistas que apuntan a una malísima relación paterno filial.
Al parecer, en el contencioso de separación del torero y su mujer, Yeyes Abellán, Manzanares Jr. se ha posicionado al lado de su madre, lo que habría abierto una gran brecha en el trato con su progenitor.
Sea como fuere, Manzanares puso el punto de discordia en un día tan especial pero el "mal rollo" no quedaría ahí. Las malas lenguas aseguran que una vez finalizada la fiesta, el torero Javier Conde y su esposa, Estrella Morente, tuvieron sus más y sus menos en la habitación del hotel donde se alojaban.
Según contaba Kiko Matamoros en "Sálvame", la Guardia Civil tuvo que personarse en la suite que ocupaba el matrimonio en el Hotel Asian Gardens para investigar un presunto delito de maltrato. Algo que el torero y la cantante no han tardado en desmentir categoricamente.
"Es verdad que vinieron al hotel para interesarse por los ruidos que estábamos armando en la habitación. No puedo negar que hubo un enfado con mi mujer, sobre todo porque yo me fui de fiesta con unos colegas de profesión, llegué borracho al hotel y Estrella se enfadó, pero no hubo nada más, sólo que nos pusimos algo nerviosos por la situación", asegura el torero enormemente preocupado.
Algo que su mujer corrobora. "Jamás me ha puesto una mano encima, qué barbaridad. Yo tengo más o menos claro quién se encarga de filtrar eso, y es gente de nuestro entorno. Pero es mentira. ¡Pero si yo llamo a Javier el sangre fría porque no se conmueve por nada! En todo caso sería al revés, yo tengo mucho más genio y mucho más carácter, pero él nunca me ha pegado, eso es totalmente incierto".
Y por lo que yo sé, lo que ellos cuentan es exactamente lo que pasó y no es la primera vez que ocurre. A la granadina, mujer de armas tomar, no le gusta nada que su esposo salga de fiesta y así se lo hace saber cada vez que el diestro vuelve a casa con alguna copita de más. Acaloradas discusiones, frecuentes y habituales en muchas parejas, que no deberían ser noticia.
Aing, cómo se sacan las cosas de quicio... Pero si todo el mundo sabe que nuestras santas esposas llevan fatal que nos vayamos con nuestros amigotes de sarao de vez en cuando y ello provoca esos roces tan habituales en la convivencia.
ResponderEliminarPero bueno, fuera coñas, el maltrato es un tema muy serio como para banalizarlo. Convendría que algunos medios pelín sensacionalistas (Léase "Sálvame") se cuidaran un poco de ciertas afirmaciones gratuitas relacionadas con este asunto.