El manotazo del Rey
Hace años presencié un exámen de ballet en el que mi prima en los ejercicios de barra se enganchó por las horquillas de su moño con el de su compañera de danza, quedando como dos perrillos acoplados por el rabo, como siamesas unidas por el cráneo, dando vueltas por el aula, tirando cada una hacia un lado, hasta lograr despedazar las redecillas que sujetaban sus traicioneros recogidos.
Y me he acordado de tan divertido episodio al ver unas imágenes de los Reyes a su entrada a la Catedral de Santiago de Compostela, en las que Don Juan Carlos intenta zafarse del brazo de su esposa a base de manotazos.
Tras revisar el vídeo he llegado a la conclusión de que el monarca tras sufrir el traspiés engarza su bastón en la mantilla que cubre los brazos de Doña Sofía y es éste el motivo de tamaños aspavientos: liberar el palo de la elaborada prenda.
Llamadme ingenua, pero prefiero creer que la ira de Su Majestad iba dirigida al luctuoso diseño... ¿O no?
Y me he acordado de tan divertido episodio al ver unas imágenes de los Reyes a su entrada a la Catedral de Santiago de Compostela, en las que Don Juan Carlos intenta zafarse del brazo de su esposa a base de manotazos.
Tras revisar el vídeo he llegado a la conclusión de que el monarca tras sufrir el traspiés engarza su bastón en la mantilla que cubre los brazos de Doña Sofía y es éste el motivo de tamaños aspavientos: liberar el palo de la elaborada prenda.
Llamadme ingenua, pero prefiero creer que la ira de Su Majestad iba dirigida al luctuoso diseño... ¿O no?
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